La capilla sixtina valenciana
Había pasado muchísimas veces por delante, pero no me animaba a entrar porque quería ir con calma. Pero en esta vida achuchada y de prisas, ¿cuándo iba a encontrar ese momento?
Pues el pasado 9 de abril, (¡qué lejano me queda ya!) cuando dejé a los niños en el colegio después de 12 días de vacaciones, lo tenía claro: era el día para ir a San Nicolás a ver la capilla sixtina valenciana.
La primera sorpresa que me llevé fue encontrarme muchísima gente visitando la Iglesia. Era martes por la mañana y pensaba que estaría prácticamente sola, pero me equivocaba. En la entrada me dijeron que las visitas son abundantes todos los días, salvo el lunes, que es el día reservado exclusivamente al culto.
No voy a hacer un análisis histórico ni artístico exhaustivo ya que en la página web hay muchísima información, y la entrada general incluye audioguía con explicaciones sencillas y muy completas. Mi intención con esta entrada es compartir mi experiencia de la visita y enseñaros algunas de las obras que más llamaron mi atención (que no tienen porqué ser las de más valor artístico).
El templo en sí ha ido evolucionando a lo largo de la historia, pero a partir del año 1690 la iglesia de estilo gótico se adapta al barroco de una manera excepcional y su interior es decorado con pintura al fresco que recubre todo el interior, lo que nos recuerda a la capilla sixtina, en la que Miguel Ángel realizó una de sus obras maestras.
En este caso, el proyecto iconográfico lo realizó Antonio Palomino, pero lo ejecutó su discípulo valenciano Dionís Vidal.

Toda la bóveda narra la vida de San Nicolás de Bari y San Pedro Mártir, el gran desconocido, al menos para mí, pero que resulta ser cotitular de la parroquia.

Con la audioguía y en directo se puede uno entretener en cada detalle y perderse por las distintas escenas. En total son casi 2000m2 de pintura al fresco. ¡Un auténtico espectáculo! La verdad es que visto así de golpe puede resultar abrumador. Es importante ir por partes y poco a poco. De hecho, a mí me costó varios días digerirlo.

De todas las obras que encontramos en las distintas capillas, me fascinó comparar el retablo del Calvario que está en la capilla bautismal, realizado por Osona, con el de la Crucifixión, obra de Vicente Macip y su hijo Joan de Joanes. Como sabéis, me encanta la pintura, y esto es PINTURA. Puede que os suene exagerado o incluso cursi, pero ver estos dos retablos en directo es un deleite.

En la capilla de San Judas Tadeo aproveché para pedir una gracia. Si no lo sabéis, este santo es abogado de las causas perdidas y los casos imposibles. Allí podéis encontrar una talla en madera policromada. A San Judas se le representa con un hacha, con la que sufrió el martirio, y el mandylion (reliquia cristiana que es una pieza de tela cuadrada en la cual se imprimió milagrosamente el rostro de Cristo.)

Al lado de la puerta neogótica que da a la plaza de San Nicolás, está la capilla del Beato Gaspar Bono. Allí me encontré con unas pinturas de santos del siglo XX y me encantó descubrir que a todos los conocía y que, de una manera o de otra, he tenido “relación” con casi todos ellos. Me quedé sin saber quién es el autor porque están ahí como si nada, pero la resolución técnica es excelente. En el lado izquierdo están: Santa Teresa de Calcuta, el Padre Pío y los papas San Pío X, San Juan XXIII y San Juan Pablo II; y en el lado de la derecha vemos arriba a San Josemaría junto con el beato Álvaro del Portillo y abajo a Santa Edith Stein, Santa María Goretti y San Maximiliano Kolbe.

Además, estas pinturas solo podréis verlas si vais directamente porque ni en la página web ni en el tour virtual están. ¡Yo no me lo pensaría!
Y por último, quiero destacar el icono de la Virgen del Perpetuo Socorro que encontramos en la capilla de San Dionisio. En él vemos al Niño mirando a dos ángeles que le muestran los instrumentos de su futura Pasión mientras agarra fuertemente con las dos manos a su Madre, quien lo sostiene en sus brazos. Justo el otro día fui a una boda en la Iglesia del Temple y me encontré el mismo icono presidiendo el templo. Me hizo mucha ilusión poder identificarlo. En el camino de la iconografía el aprendizaje es lento y de muchos años, pero me alegró ver que poco a poco voy avanzando.

Para terminar, si has llegado hasta aquí, ¡enhorabuena! Seguro que de una u otra manera me quieres, sino no habrías aguantado tanto. Así que te voy a hacer un regalo con el que vas a alucinar, porque en este enlace puedes hacer una visita virtual a la Iglesia y subir hasta lo más alto de la Iglesia.
https://www.visitavirtualsannicolasvalencia.com/mobile/index.html
Es increíble cómo la tecnología avanza y nos ayuda a llegar donde de otra manera no podríamos. En la visita virtual vas a poder acercarte a todos los detalles y ver cosas que en directo no podrás, como el aula capitular, pero por favor, ¡no te pierdas la experiencia REAL de estar allí! La luz que entra por el rosetón, la música en directo del órgano barroco, las pinturas de los santos del siglo XX, la textura de la pintura… el Arte hay que vivirlo en primera persona.
Aquí os dejo también el enlace a la web en el que encontraréis mucha más información y el enlace directo para comprar las entradas: https://www.sannicolasvalencia.com/
A modo de conclusión y opinión personal, simplemente diré que creo que esta Iglesia es, a día de hoy, más un museo que un lugar de culto. Durante las celebraciones litúrgicas se cierra la puerta a los turistas, pero con tanto arte alrededor, a mi personalmente, me resulta muy difícil concentrarme y poder prestar atención a la Palabra y a la liturgia en general. Tendré que probar la experiencia, pero creo que me sería prácticamente imposible.